El diseño industrial es una herramienta social y económica muy poderosa. Tanto es así que son varias las disciplinas que intentan, desde hace mucho tiempo, expropiárselo a los diseñadores.
La Arquitectura, la Ingeniería o el Márketing, sin ir más lejos, acercan cada vez más descaradamente el diseño a su terreno ante la mirada indiferente de los diseñadores.
Qué nunca nos hayan preocupado mucho las cuestiones que nos afectan como colectivo profesional ha acabado siendo un problema. Si hasta hemos asistido a la usurpación pública del Premio Nacional de Diseño sin haber hecho el más mínimo ruido.
Para nosotros lo primero es diseñar, lo demás parece no importarnos. Debe ser que la pasión que despierta en nosotros el diseño nos hace egoístas y nos aleja de toda implicación colectiva. Algo de lo que podrían hablarnos muy bien las asociaciones del diseño, a las que les cuesta cada vez más sumar afiliados comprometidos de verdad.
El tiempo pasa. Recuperar el control de nuestra disciplina se nos hará cada día más difícil habiendo cedido tanto terreno a terceros. Los nuevos diseñadores, desprendidos forzosamente de románticas visiones, ya no serán como los diseñadores de antaño. Y es una pena.
Leía muy acertadamente estos días una crítica sobre el destierro que han sufrido de la docencia los"diseñadores de verdad" a favor de un funcionariado que, sobradamente titulado, no tiene ni idea de lo qué es el diseño industrial.
De esta forma, se entiende perfectamente que los profesores de diseño actuales ya no posean aquella capacidad para hacernos enamorar; no han vivido la cultura del proyecto. En este nuevo entorno académico, el diseño mañana será otra cosa.
Qué desamparados están actualmente nuestros jóvenes. Unas generaciones que conocerán desafortunadamente un diseño industrial muy diferente al que pudimos experimentar muchos de nosotros. Ahora, no solo es un diseño mucho menos independiente y menos genérico sino que también anda muy perdido y desubicado. Y lo peor de todo es que nuestros estudiantes lo reconocen y reclaman para sí, aunque no lo sepan, un encuentro con el pasado.
Se quiere hacer de nuestro diseño historia. Toca reivindicar que ese viejo diseño también es de los nuevos diseñadores. Hay que recuperar, si es posible, el terreno perdido.
Enero 2015
Extraido de http://diseñadorindustrial.es/
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24 janeiro 2015
La apropiación indebida del diseño industrial
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