31 outubro 2011

El diseño en tiempo de crisis - Starck



Jugada de marketing o sentimiento de culpa?
 Algun tiempo atrás publique esta entrevista en inglês, ahora la publico en español.

Sr. Starck, la primera pregunta concierne al diseño en tiempos de crisis.
Philippe Starck: Durante toda la vida he estado convencido de que el capitalismo no es el sistema justo y ahora, por primera vez, se ve con claridad y la gente empieza a decir. “Oh Dios mío, probablemente el capitalismo no funciona.”
Lo sabemos.

Por esto, en lo que a mí respecto, estoy entristecido por las víctimas de la crisis pero estoy feliz por la esperanza de que quizás nos planteemos preguntas sobre el capitalismo.

Hace años que espero que alguien en el panorama político diga “Sabed, quizás haya llegado el momento de reinventar un partido político o un movimiento basado en la compartición”.
No lo he escuchado todavía; por ello en estos próximos días o meses, espero escuchar afirmar a alguien , “Tenemos que compartir, ahora tenemos que inventar una nueva estructura para hacerlo.
Esto para mí es lo más importante. La crisis es algo terrible, pero ahora es el momento justo para volar un poco más alto, para apagar la TV, para arrinconar las revistas durante cinco minutos y decir: “Bien, quizás tengamos la increíble oportunidad de reinventar esta sociedad. Esto es importante para mí. Ahora, en lo que respecta a la crisis… por suerte no soy un banquero. Soy muy feliz de no serlo.

Éste es el motivo por el que el diseño no tiene un poder real. Lo que inventé hace treinta años, el diseño democrático, era una respuesta anticipada a la crisis, porque en treinta años, he tratado, y creo que por fin lo he conseguido, de mejorar la calidad del producto, de disminuir su precio y de hacer que estos productos fueran fáciles de encontrar y fáciles de usar. Tomemos una silla de hace veinte años: la calidad era inferior y el precio mucho más alto. Ahora comparémosla con algo del género, indestructible, confortable, apilable y al precio justo – que podría ser también ligeramente inferior.

Veremos que ahora, teóricamente, es posible pero no será hecho por algo terrible que llegará, si quiere podemos hablar de ello; es la próxima crisis. La próxima crisis es más importante para mí como ser humano, como diseñador y como persona que se ha esforzado en ayudar a la gente a tener una vida mejor. La próxima crisis será dentro de treinta años, cuando el petróleo se haya acabado. Cuando ya no tengamos petróleo ni gas para nuestros coches. ¡Perfecto! Odio los coches. Quiero decir que no me importa si ya no tendremos gasolina para poner en los coches. Tendremos electricidad, hidrógeno, fusión fría, etc.. Pero nada de más petróleo significa nada de más plástico y hoy nadie habla de cómo será la sociedad post plástico.

Porque todos hemos olvidado que el 80%, 90% de nuestro confort, de lo que nos es necesario, deriva del plástico. Si hoy mil millones de personas tienen un mínimo de confort es porque existe el plástico.

¿Y a propósito del reciclaje?
PS: Algunos dicen “Oh, ningún problema.” ‘Reciclar? No, reciclar no es la respuesta.

El reciclaje es una falsa buena idea, un falso concepto, inventado, creo, por cínicos responsables del marketing hace veinte años para tener la oportunidad de seguir produciendo y ofrecer a la gente la posibilidad de seguir consumiendo en exceso.

Porque dicen “puedes seguir consumiendo cuánto quieras, no hay ningún problema: reciclaremos todo.” No es verdad.

En primer lugar reciclar es muy caro en términos energéticos y el reciclaje no produce un buen material.

Hoy no puedes hacer una silla como aquella en plástico reciclado.
Significa que es una idea equivocada.

Otros, más a la moda, dirán que tenemos que usar el bioplástico.
Bioplástico significa que tendremos que suprimir mil millones de hectáreas de árboles, de campos sobre los que la gente cultiva algo que se puede comer, para plantar trigo o quién sabe qué otra cosa para producir gas para nuestros grandes SUV 4X4.
Es una obscenidad.

Tenemos que rechazar el biogás. Como diseñador tenemos que rechazar el bioplástico. Todos los biomateriales son un crimen contra la humanidad.


Una pregunta sobre la forma y los conceptos de los nuevos materiales.
PS: El deber de un productor de ideas como soy yo es ante todo tener siempre una visión muy amplia de nuestra mutación – de la ameba que fuimos al supermono que somos hasta no sé qué seremos dentro de cuatro mil millones de años, cuando el sol implosione.

Tenemos el deber de entender.
Si no entendemos la mutación no podemos comprender este cuadro general y no podemos crear el producto justo para contribuir a la calidad y a la velocidad de la mutación.
Por este motivo tenemos también que ser coherentes con la mutación.

Tenemos que entender con mucha antelación cuáles serán las próximas tecnologías. Yo sigo, porque desgraciadamente no soy un científico. Estoy obligado a observar y a seguir todas las tecnologías. Algunos las observo desde hace cuarenta años; algunas de aquellas cosas que han comenzado a llegar, que llegarán ahora al mercado. No hablaré de todos estos futuros milagros, sino sólo para daros una idea del carácter definitivo de la materialidad, imaginad que tenéis algo totalmente maleable, no sé qué, una especie de molde en vuestras manos, lo ponéis sobre la mesa y pensad, no hacéis otra cosa que pensar: ‘Me hace falta un plato para comer,’ y he aquí un bup… bup…, y se crea el plato. Lo usáis como un plato y luego “¡terminado”!, bup… bup… vuelve a ser lo que era.

Éste es el material que podemos pedir con el poder de la mente. No es una broma, no es un sueño; existen. Son piezas de laboratorio, pero existen. Pedir lo que se desea con la mente es posible desde hace más de veinte años, casi treinta. La memoria, no sé qué, comienza a existir hace diez años. Esto significa que son productos que estarán ahí en el mercado, el primero antes de diez años, el segundo antes de veinte. Por ejemplo, tomemos el ordenador – hoy todos tienen uno – el primero era muy débil; era un edificio. El segundo era débil y era una habitación. El tercero era un gran armario y después se ha convertido en una gran maleta. Hace dos años era un maletín, ahora es un sobre, como el Apple, hoy algunos tienen el tamaño de una tarjeta de crédito y en los próximos diez años estarán bajo la piel.

¿Y los diseñadores desaparecerán?
PS: Esto significa que ya no hay diseño porque hoy estamos en una feria del diseño. No Ya no hay diseño porque ya no hay objeto; es una estrategia de desmaterialización. El próximo diseñador no soy yo; es el entrenador, el profesor de gimnasia, el dietólogo. Por este motivo en Alias presentamos hoy la nueva colección llamada Home Gym Office. En un modo artístico y estéticamente simple el próximo producto, el próximo diseño, es el cuerpo.

Por tanto ¿cuál será el futuro de su profesión?
PS: En primer lugar tenemos que saber qué es exactamente esta profesión. Hoy no estoy seguro de qué es porque hay diseñadores que sirven simplemente para ayudar al marketing a vender más.

Significa que hay soldados que siguen la vieja y obsoleta teoría de Raymond Loewy, que en los años cincuenta en los Estados Unidos dijo que lo feo no se vende (“Le laid se vend mal”) y estas personas ayudan a realizar productos más sexys, que la gente compra más, produce más, etc.
Esto se llama venalidad y es algo muy cínico y totalmente anticuado.

Luego, hay diseñadores que se creen artistas; ello significa que proyectan arte para otros diseñadores. Nadie entiende qué hacen. Y ahora está la nueva generación de diseñadores que se avergüenzan de serlo; se avergüenzan de proyectar una silla; quieren ser verdaderos artistas, realizan una pieza de un millón de dólares para una persona. No sé si esto es coherente con la crisis.

No sé si realmente es honesto y especialmente elegante porque creo que la única elegancia moderna consiste en compartir las buenas ideas.

Si no tienes una buena idea estate callado pero si crees tener una tienes el deber de compartirla.

Después están los diseñadores como yo y, espero más viejos y mejores que yo, que creen tener el deber de responder con claridad a problemas reales, a emergencias reales.

Diseñadores que, como yo, ejercen siempre una especie de acción política – pienso que es por esto por lo que estamos hoy aquí – que indica cierta dirección como lo que hemos presentado en los últimos años, ecología democrática, lo que significa productos a precio contenido, fáciles de encontrar, fáciles de usar, cosas para producir energía.

El primero, realizado en colaboración con una importante empresa, estará en el mercado en septiembre. Con otra empresas estamos creando además una casa prefabricada ecológica high-tech a un coste muy contenido, para cortar, derribar, el coste de los alojamientos, porque hoy es completamente ridículo que el segundo gasto de tu vida tenga que ser una casa para resguardarse del frío y de la lluvia.

El primer gasto es la comida, de acuerdo, pero el segundo es tener una casa, tener un techo. Es increíblemente estúpido. Hoy en particular existe una orientación en la arquitectura. Todos construyen edificios cada vez más excepcionales, increíbles y cada vez más caros. Nadie piensa que cada vez hay más personas sin casa. Si hoy comparamos el precio de una casa y la tecnología de una casa – igual a cero – con el precio y la tecnología de un coche, yo odio los coches, pero un coche es increíblemente más inteligente y honesto que una casa. Si aplicamos el modo de pensar de la industria con respecto a un coche o a un producto análogo, al habitar, a la casa, a la arquitectura, podremos redimensionar su precio.

¿Qué puede decirnos de las necesidades contemporáneas?
PS: La actitud actual en la vida, en la sociedad, es tener ante todo alguna duda sobre lo que nos hace falta, y tener alguna duda antes de comprar. Quizás compremos cosas que no nos sirven. Pero imaginemos que necesitamos un sofá: en primer lugar hace falta verificar si el diseño es excelente, si no tendremos que tirarlo a la basura después de un par de años porque está pasado de moda y si el material es suficientemente resistente, para tenerlo toda la vida y esperar luego pasarlo a los hijos y a los nietos. Esto significa introducir la idea extraordinariamente revolucionaria, tan vieja y obsoleta, de la transmisión y de la herencia.

Extraido de Tanakore

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